16.5.06

CUANDO LAS COINCIDENCIAS COINCIDEN DEMASIADO


El actor Jerome Cowan como Miles Archer en El halcón maltés.
Hay dos hechos más que merecen atención y no ser dejados de lado. Uno: las edades permiten conjeturar la relación sanguínea. En el momento de morir, Miles tenía cuarentipico; Lew andaba por los catorce y monedas. Dos: no existen datos de que la pareja Miles-Iva tuviera hijos, es cierto, pero tampoco que no los tuvieran. El tres aparece solo, como conclusión obvia: todo aquello que no esté explícitamente negado puede ser perfectamente posible.

Serían demasiadas coincidencias en la vida de un hombre que, como Lew Archer, las odia, las rechaza y demuestra por qué. Además, en el momento en que retumba el disparo de la 38 en el oscuro callejón, él es un adolescente que practica surf en esas amplias y soleadas playas a la par que juega fútbol americano para el equipo del colegio donde está haciendo el secundario, y va a ser justo en esa época donde se le desata una virulenta crisis, una pesada tormenta típica de la edad, pero donde el motivo desencadenante, a pesar de su hosco silencio en torno a esto, aparece claro, por los ámbitos a donde el sismo psicológico lo va a conducir: precisamente a los que frecuentaba el padre, si es que fue Miles Archer, primero como virtual cliente y después como cancerbero...