16.5.06

FICCIONES Y DISTORSIONES

Paul Newman encarnando un distorsionado Lew Archer hasta en el nombre.

Al año siguiente también e enreda en otro caso resonante que. al igual que el anterior, en 1975 va a ser llevado al cine por la Warner, tratando de reeditar con Newman el éxito primero. Ahora el realizador es Stuart Rosenberg, que viene de dirigir para la televisión series como Los intocables y Los defensores, y si nunca segundas partes fueron buenas, Lew Harper comienza a distanciarse notoriamente de su tocayo Lew Archer. No sólo le adjudican un romance que nunca existió con la clienta que terminará en suicidio, sino que eliminan al personaje del jefe de policía, que era en realidad su verdadero amante y padre biológico de la única hija, mientras el marido legal, heredero de la finca con petróleo en el subsuelo, pasa a ser un débil e indiferente cuando en la vida real era homosexual sin vueltas, pretendía ser actor dramático y protegía en su casa a otro delicado amante de las artes puras, profesor universitario y autor de unos dramas so poríferos. Como si no estuvieran contentos, muestra a un Harper encontrando 10 mil dólares y devolviendo sólo 200. Hasta la fecha la Warner no ha vuelto a insistir sobre el asunto, y bien que hace

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Los honorarios de Archer, a comienzos de la década del ’50, son a razón de 50 dólares diarios, más los gastos, lo que le da unos 300 a la semana cuando trabaja: “Igual que un campesino, se queja él, a diferencia que el hombre que labra la tierra no cobra palizas y no es obsequiado, cada vez que está a punto de descubrir algo importante o pillar a un responsable, con unos tremendos golpes en la nuca con cachiporras, fierros o pesadas culatas". Esta es otra notoria diferencia con Philip Marlowe, nunca señalada, a quien cuando un caso le naufraga y se le diluía, siempre tenía la suerte de la aparición de alguien armado con un revólver que lo mantenía entretenido y lo ponía otra vez en carrera. Al papamoscas de Archer, en cambio, con lo inteligente que pretende ser, constantemente le andan abollando la nuca con unos golpes que lo hunden en vertiginosos estados de semiinconsciencia, cuando no inconsciencia en estado puro y él es rueda, engranajes, pelotas, elementos siempre en que el movimiento circular, infernal, eterno, es constante. En 1954, como resultado de una tunda, le tuvieron que remendar la cara con cinco puntadas.